domingo, 4 de noviembre de 2012

(DDUI) Capítulo III - Parafernalia.

Mike y Charlie se encaminaron hacia el local. Un gran cartel con la palabra “Satellite” encabezaba la entrada. “De donde coño sacarán estos nombres de mierda” – pensó Mike. La puerta estaba custodiada por dos grandes porteros de discoteca con grandes espaldas ensanchadas a base de gimnasio. Mike detestaba como te miraban con aire superior a la entrada y como tenían la capacidad de decidir solo por tu apariencia el resto de tu noche. “Como la vida misma, todo son apariencias”. Por suerte o por desgracia Mike y Charlie no presentaban ninguna “amenaza” para la clientela de la discoteca y pasaron sin problemas.


El ambiente era bueno, la música era la típica de cualquier discoteca del estilo, se basaba en canciones que duraban unos 6 meses y después pasaban al olvido, aportando cero al mundo de la música y que la gente solo recordaba en función del número de fiestas que saliese. Lo más curioso de la temática de las canciones es que siempre trataban temática machista y dejaba a las mujeres como un puto objeto, pero no veías a ni una sola muchacha en toda la discoteca que no se matara bailando las canciones y cuando llegaba el estribillo se pusiera en corro con sus amigas y chillaran agrito pelado frases que dichas en una conversación normal pareciera que te estuvieras dedicando a la trata de personas. “Este es el fiel reflejo de la sociedad, de todos modos quien soy yo para juzgar al resto de la gente” – pensó Mike.

- Vamos a por una copa, Mike.
- Sí, nos vendrá bien.

El alcohol era otro de los temas recurrentes de la noche. A Mike, aunque no se considerara un alcohólico, le gustaban los efectos que a corto plazo le producía. Sabía que era muy triste y penoso que necesitara tomarse unos cuantos cubatas para poder desinhibirse lo suficiente como para poder bailar sin vergüenza, hablar relajadamente con una chica, o simplemente que tu cuerpo tuviera la sensación de que está más agusto. “Siempre nos gusta la sensación de creernos mejores de lo que somos”. Además siempre se tenía el colchón de poder decir “fue culpa del alcohol, bebí mucho” y ya todo valía.

- Pues esto está lleno de tías aparentes tío.
- Esto está lleno de peces y nosotros sin redes de pescar ¿eh?
- Tú y tu puto pesimismo Mike.
- Soy realista.
- Eres un puto pesimista. Vamos a por otra copa.
- Ok.

El ambiente de mujeres era de buen nivel. La discoteca era como un coto de caza continuamente. Tipos que se vestían y machacaban su cuerpo en el gimnasio y tías que se repintaban y se vestían con el fin de poder llamar la atención. Era una gran paradoja todo aquello, porque después la gente siempre decía que ellos buscaban una personalidad interesante pero al final siempre se movían por el físico. 
De hecho Mike participaba de toda esa parafernalia e iba al gimnasio, se arreglaba e intentaba cuidarse un poco. Aunque odiase ser partícipe de todo ese ambiente social de conformidad, tenía miedo de que si no era por esas casualidades de que alguien se fijara en tu exterior, nunca encontraría a alguien para él. “Buscar algo estable en una discoteca es imposible, y aún así lo intentamos cada vez que venimos”. La mecánica que utilizaba la gente siempre era la misma a la hora de ligar. Sabiendo que el físico no te decepcionaba simplemente se mantenía una charla trivial en la que se intentaba no decepcionar o espantar al otro, pero en realidad daba igual, porque tenían la decisión de si liarse o no decidida casi desde el inicio de la conversación, el resto se basaba en rellenar los huecos que no sabías de la otra persona con lo que a ti te gustaría creer que fuera y así todo iba mejor. Más falso, pero mejor.
Y era así, nadie se fija en tu personalidad en una discoteca, ni puedes mantener una charla en condiciones por medio de la música, así que se limitaba a beber, intentar pasárselo bien y pasar una noche más.

Solo que aquella noche no iba a ser sólo una noche más.

1 comentario:

  1. Mike tiene un grave problema con el pesimismo,odia demasiado la sociedad que le rodea pero se hace partícipe de ella... Bienvenido el mundo de las contradicciones.

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